La castidad
"Según la versión cristiana, la castidad no significa absolutamente rechazo ni menosprecio de la sexualidad humana: significa más bien energía espiritual que sabe defender el amor de los peligros del egoísmo y la agresividad, y sabe promoverlo hacia su realización plena.”
Papa Juan Pablo II.
La capacidad de amar de todos los seres humanos es tan grande que seguimos a alguien que nunca hemos visto; sí hemos sentido y hemos experimentado sus obras a través de momentos tan simples, como despertarse cada día. El amor es fundamental, cuando hablamos de interactuar con otra persona. No importa si se trata de alguien a quien consideremos amigo, pareja o mamá. El amor es distinto, pero al mismo tiempo es el mismo. Se quiere el bienestar por ese ser que se quiere.
El ser humano es un ser social por naturaleza, famosa cita que ha quedado en la historia y fue referida por Aristóteles. El hombre necesita de los demás para sobrevivir. Necesita del otro para interactuar y necesita del otro porque fue diseñado por Dios para eso. El hombre desarrolla un aspecto individual que en su personalidad Aristóteles mencionaba como “ser” y a medida que iba adquiriendo noción de la vida, experimentaba un aspecto en sociedad con los demás, por lo que evidenciamos el aspecto “co”, coexistente. Ya no se es solo uno, sino varios en una sociedad que nos obliga a siempre considerar al otro y tenerlo presente. Entre otras, normas que el hombre necesita para co-vivir en sociedad está el comportamiento. Ese comportamiento es uno cuando se está solo y cambia cuando se interactúa en sociedad.
Ese desarrollo
individual que recalcaba Aristóteles cumple un objetivo que permite que el
hombre evidencie una condición de no auto-suficiencia. El hombre solo, no es
nada sin los demás. Hay exigencias espirituales, afectivas, emocionales, de
protección, etc.; que necesitan ser tratadas por su misma especie. Aparecen las
comunidades. En esas comunidades se forman lazos por cualidades y similitudes.
Si alguien piensa o actúa parecido a otro, estos tenderán a llevarse bien o por
lo menos, interactuarán más que con otros. Los grupos de estudios; los grupos
de oración, son ejemplos que el hombre interactúa en sociedad, con comunidades,
en un grupo específico, pero desde un desarrollo personal que vivió en su etapa
individual que no acabará nunca. El hombre será capaz de interactuar en
sociedad, pero existirán momentos en que preferirá estar solo.
Estas cualidades que cada uno tiene, son en ocasiones reconocidas en los demás. Como el gusto por una actividad específica o por otra persona. Ese gusto por alguien, nos hace ver a esa persona distinta. Sus defectos, aunque se reconozcan, no se miran de fondo y sus virtudes, se ponderan. Si el sentimiento es recíproco, puede surgir una relación afectiva y, en ocasiones, puede surgir amor.
Como seres sociables que somos, el amor siempre está presente. Pero el amor que nace en una relación de noviazgo, siempre se confunde en una relación sexual. Al entregarse antes de lo previsto, se pierde la perspectiva y, esa relación, por lo general, puede acabar. Si es verdaderamente amor, una pregunta válida es: ¿se puede tener una relación sin sexo?
El ser humano es sexuado por naturaleza.
El hombre es capaz de transformar esa atracción al otro, en amor. Mientras que los animales, no hay atracción, se actúa por instinto. Nosotros podemos pensar antes de hacer las cosas, los animales, no.
Hablando un poco de esto
¿Se puede tener una relación sin sexo? Sí. ¿Se hace? No. Ya está instaurado que, al formar, una relación con otra persona, el sexo siempre tiene que ir de lado en la relación. Ni siquiera se ve como un complemento. Si tengo pareja, tengo asegurado el sexo. Aunque suene cruel, es la realidad. Es el pensamiento generalizado e infortunadamente, está aceptado socialmente. Es normal. Se puede tener una relación que sea saludable sin sexo. Pero no porque alguno de los dos tenga problemas por resolver, sino porque la pareja apuesta a la castidad. Se tiene una relación de noviazgo sin sexo saludable siendo castos.
Químicamente ocurre una liberación de sustancias en el cerebro cuando se está enamorado, que explica un poco que una pareja tenga relaciones sexuales. Por eso siempre se recomienda tener una relación de noviazgo cuando los dos estén en una madurez plena. Si los dos son personas maduras y quieren tener relaciones sexuales, deben enfrentar lo que suceda en ese encuentro: una enfermedad de transmisión sexual o un embarazo. Pero llegar a esta situación, para muchos, es el primer paso, y no el último. Se tiene el orden al revés. Dios creó el sexo para disfrutarlo en el matrimonio y solo ahí, se es posible asumir una responsabilidad ante uno de los tantos problemas que aparecen cuando hay un encuentro sexual. En el matrimonio hay compromiso, hay lealtad y por, sobre todo, amor.
Volviendo a las
sustancias químicas que ocurren en el cerebro, está una que es esencial en tres
aspectos importantes en la vida de la mujer, la Oxitocina. Dando a luz, la
madre forja un vínculo irrompible con su hijo: la Oxitocina cumple una labor de
aliviar el dolor. En la lactancia, la madre, quien ya tiene un vínculo con su
hijo lo agranda al darle de comer, la Oxitocina le genera apego. Y va a de la
mano con una tercera ocasión: al tener relaciones sexuales, la mujer se apega a
su marido. Por eso es llamada “la hormona del amor”. Imaginen como Dios dispuso
todo para que solo sucediera en el lugar indicado, que estas tres situaciones
discutidas, se realicen dentro del matrimonio.
Pero hablamos de la castidad. La castidad en el noviazgo, es donde se basa ese amor que se materializa en el matrimonio. En el noviazgo es en donde se construye verdaderamente la relación, que germinará, Dios mediante, de novios a esposos. Los novios se conocen y se esperan. Pues ese es el verdadero objetivo del noviazgo, conocer al otro. En el matrimonio, se conoce al cuerpo.
“No hay muestra de amor más grande que esperar”.
Todo el que sigue a Cristo debe siempre tener presente tres valores que son importantísimos: el amor, la fe y la esperanza. El amor porque es ese sentimiento que te impulsa a lograr cosas nuevas, a superarte. Un amor que le profesas a tus padres, amigos y a Dios, principalmente. La fe porque es esa creencia a Dios y la seguridad que siempre está con nosotros. Y la esperanza porque al tener a ese amor a Dios, creer en Él, cualquier situación difícil va a ser superada. Y si no se está pasando por una situación difícil, la esperanza de seguir recibiendo bendiciones. Hay quienes, aparentemente tienen todo, pero no tienen amor, fe y esperanza en sus vidas, lo que los lleva a no tener nada realmente. Y hay quienes, aparentemente no tienen nada, cuentan y viven ese amor, esa fe y la esperanza, y lo tienen todo.
La castidad es visión. Una visión es una fotografía de cada uno en el futuro, proyectada en el presente y que nos genera pasión o alegría. Mi visión es casarme y tener hijos, y en orden de poder cumplir esa visión, debo serle fiel a alguien que aún no conozco, y en doble medida, tengo la esperanza de que hay una mujer, en algún lugar que se está guardando, me está siendo fiel, pero aún no me conoce. Ese entrenamiento es la muestra más grande de amor que mi corazón puede guardar.
Ese gran amor que se
materializa en esperar y buscar el bienestar del otro, sin esperar nada a
cambio. Dios creó el sexo con dos objetivos: carácter unitivo y reproductivo.
Reproductivo, pues es en ese momento donde se concibe la vida. Y unitivo, pues
es en ese encuentro donde ocurre la unión de los esposos. Entonces, ¿Cómo puede
tener cabida el sexo en el noviazgo, si está destinado para los esposos?
La castidad va de la
mano con el respeto. Respeto a sí mismo y hacia los demás. Confío plenamente en
que hay que estar cerca de Dios para vencer las tentaciones propias del día a
día. El papa Francisco hablaba de la tentación: “La tentación es como un perro
encadenado, con el que no se puede pelear; simplemente basta con pasar de
lado”.
En la antigüedad se conocía al hombre por su integridad. La castidad requiere que aprendamos a dominarnos a nosotros mismos, a tomar las riendas de nuestro propio cuerpo, de nuestros afectos, de nuestra voluntad. Aprender a dominarnos libremente. Ser amos y señores de nuestra persona. La alternativa es clara, el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado.
Apuntes
finales
La castidad es la
energía espiritual que libera al amor de todo odio, violencia y egoísmo. La castidad es una virtud, una gracia dada
por Dios para ser libres. Una persona que practica la castidad tiene el pleno
control de sus emociones; tiene autodominio y una capacidad de discernimiento
que, tal vez, otra persona no tenga. Todas esas virtudes se alcanzan con la
unión a Dios, pues solo de esa forma alcanzamos esa fortaleza mayor:
espiritual, mental y física. Los seres humanos somos débiles frente las tentaciones,
si estamos solos.
Respondo a la pregunta “¿se puede vivir una relación sin sexo?” con algo simple. La diferencia entre virtudes y vicios. Una virtud y un vicio vienen de la misma base: un hábito; lo que nos cambia es la naturaleza de ese hábito y la repetición. Tomar la decisión de rezar el rosario es un hábito, hacerlo todos los días se convierte en una virtud. Leer es otro hábito, hacerlo todos los días es una virtud. Repetir hábitos buenos, los convierte en virtudes y esas virtudes enriquecen el espíritu. Fumar es un mal hábito, hacerlo regularmente se convierte en un vicio. Comer comida chatarra de vez en cuando no es malo, pero volverlo un hábito, sí. Y al ser un mal hábito, en definitiva, como fumar, nocivos para la salud. La diferencia entre un mal hábito y un buen hábito, o entre virtudes y vicios es qué consideres importante. Es la historia entre el lobo blanco (virtudes) y el lobo negro (vicio), quién gana, el que alimentes más. Si dejas de lado los malos hábitos serás una mejor persona, a la vez que engrandeces esas virtudes que estás construyendo.
Pensar que de novios el sexo es normal e indispensable es un mal hábito. Un vicio aceptado en sociedad y que nos perjudica siempre. Así que, no solo se puede vivir una relación sin sexo, es necesario. Y si te cuestionan que el sexo es algo con lo que no puedes vivir, simplemente pienso que no es cierto: no puedes vivir sin dormir, sin comer o respirar. No hay nadie que haya muerto por falta de sexo, por lo menos yo no he oído de eso. El sexo es un deseo natural físico, pero que se puede controlar. Para mí ha sido un cambio y me ha generado cosas buenas para mi vida. Finalizo con una frase que alguna vez un amigo me dijo:
“No es represión es compartir con la persona más importante
de tu vida”
Carlos González Prieto.
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